¿Por qué necesitamos la vitamina D?
Sólo 15 minutos al día. Si recibimos durante ese tiempo los rayos del sol, seríamos capaces de sintetizar la vitamina D que necesitamos cada día. Sin embargo, aunque parece sencillo, lo cierto es que cada vez hay mayor déficit de esta vitamina, la única que podemos conseguir por la exposición solar, y que resulta vital para algunos procesos de nuestro organismo como para la correcta absorción del calcio por parte de nuestros huesos y dientes o para mantener unos correctos niveles de tensión arterial. Además, tiene efectos beneficiosos sobre la respuesta inmunitaria y del sistema nervioso.
Cuando leemos que en España algunos grupos de población tienen déficit de esta vitamina muchos quizá se pregunten cómo es esto posible. Una de las razones es que “numerosas personas utilizan de forma regular cremas protectoras que tienen filtros UVB que limitan la síntesis de vitamina D”, explica Ángel Gil Hernández, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada y Presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (Finut), quien matiza que aunque el uso de las cremas solares es necesario para la prevención de problemas y enfermedades de la piel como el cáncer de piel, su utilización indiscriminada puede estar contribuyendo al aumento de déficit de vitamina D. “Hay que recordar que la exposición de aproximadamente 15 minutos de la cara y las manos al sol de forma diaria, sin filtros UVB, suponen la síntesis de la vitamina D que necesitamos”, añade.
Otros factores que pueden contribuir a que una persona no tenga los niveles adecuados de este micronutriente, como seguir una dieta poco variada (que implica que los compuestos necesarios para sintetizar esta vitamina que hay en los alimentos no lleguen al organismo), el envejecimiento, el consumo frecuente de alcohol o la obesidad.
Las consecuencias de esta falta de vitamina D son conocidas. En el caso de los niños, Gil recuerda que en la infancia da lugar a raquitismo y osteomalacia. “En la vida adulta la deficiencia se asocia a mayor riesgo de osteoporosis, ciertos tipos de cáncer, infecciones, enfermedades autoinmunes, enfermedades inflamatorias, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
¿Podemos suplir el déficit de vitamina D con la alimentación?
Aunque la mayor parte de las necesidades de vitamina D se cubren a través de la síntesis por radiación, la dieta en casos de escasa insolación contribuye a limitar las situaciones de déficit. Sin embargo, esto no quiere decir que se consigan los niveles recomendados. De hecho, Gil hace hincapié en que “en España está bien documentado que la ingesta de vitamina D a través de la dieta es pequeña y una gran parte de la población no alcanza las ingestas medias estimadas”.
“En los niños pequeños suplementos de 400 UI al día son suficientes. En la población adulta, la alimentación usualmente no es suficiente para cubrir las ingestas recomendadas, por lo que en áreas con insuficiente insolación es recomendable ingerir algún suplemento bajo seguimiento médico. En cualquier caso se recomienda tomar el sol de forma moderada”, aclara el experto.
Por último, Gil señala en qué alimentos encontraremos mayor proporción de esta vitamina:
La vitamina D3 es particularmente abundante en productos animales, concretamente en los pescados marinos grasos, como los arenques, el salmón o las sardinas.
También se encuentra en aceites de hígado de pescado, como el de hígado de bacalao.
Además, los huevos, la carne bovina, la mantequilla y los aceites vegetales contienen pequeñas cantidades de vitamina D3, mientras que las plantas, las frutas y los frutos secos son muy pobres en esta vitamina.
El especialista indica que varios países, incluidos Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa, fortifican con vitamina D alimentos como la leche, la margarina, los cereales, algunos panes y pastas o el zumo de naranja. En España, gran parte de la leche desnatada o semidesnatada se enriquece con vitaminas A y D.
“La adición de complejos multivitamínicos es obligatoria para algunos productos utilizados durante largo tiempo como nutriente único por algunas poblaciones”, añade Gil. “Es el caso de las fórmulas lácteas, los cereales infantiles y los productos para nutrición enteral y parenteral de uso predominantemente hospitalario; además de las dietas de bajo valor energético para reducción de peso”, concluye.
Post a Comment